miércoles, 23 de abril de 2008

Los viajes ilustran

Los últimos dos días estuve en el norte del país, visité dos ciudades que no conocía por cuestiones de trabajo y regresé con muchos más problemas existenciales que con los que me fuí.

Entre las cosas inusuales que me sucedieron fue el conocer a un taxista que parecía saber demasiado de la vida. Creo que eso del taxista parlanchín que sabe de todo es un lugar común que todos hemos escuchado pero jamás me había tocado presenciarlo. Me llama la atención como un hombre puede acumular tanta experiencia y terminar manejando un taxi, supongo que es la única forma que existe para en verdad llegar a ser "tu propio jefe".

El taxista del que hablo vivió muchos años en Monterrey y como contador titulado trabajó en empresas importantes como técnico de sistemas hasta jefe de cuentas por cobrar: un todólogo consumado. Dentro de sus muchas filosofías de vida tiene un par que me llamó la atención, la primera por coincidir con mi idea del destino y la otra por ser precisamente lo contrario.

Se dice que las cosas pasan por algo y todo esto salió porque perdí mi vuelo de regreso al DF por lo que tuve que esperar al siguiente, 12 horas después del que originalmente tenía programado. Después de escuchar las consiguientes quejas se limitó a decir "no les tocaba ese vuelo". Es un hecho que no nos tocaba, pero ¿por qué me va a consolar ese argumento cuando yo lo que quería era dormir en mi cama citadina y no en un hotel de pueblo bicicletero? No me gusta lo que el destino me tiene preparado pero, si lo pensamos como el taxista, ¿de qué sirve sufrir por lo que nos pasa si de todas formas es inevitable?

La segunda filosofía habla sobre el "hambre", término con el que dicho personaje se refirió a las ganas que tiene uno por superarse. Él dice que lo que había logrado en la vida había sido por el hambre de ser alguien, por no rendirse y abandonar los lugares donde se había estancado, entiendase que dejó sus empleos formales en Monterrey para convertirse en taxista y empresario de cibercafe en Torreón. Cada quien mide el éxito de diferente forma pero si las cosas "le tocan o no le toca a uno" ¿de qué sirve tener hambre?

La vida esta llena de contradicciones pero pocas veces he visto a alguien tan contento por estar y, sobretodo, ser una de ellas. Gracias a este sujeto terminé el día preguntandome que me depara el destino y si en él está escrito que algún día seré feliz con mis propias contradicciones.

3 comentarios:

I'm Violet Veela dijo...

Comienzas a asustarme, suenas casi positivo... Creo que el taxista tenía un punto, que quedaría más enfatizado si su empleo no fuera manejar dicho transporte. Si no odiaras los pueblos, aprenderías más, o al menos eso creo.

Janus dijo...

No se que me pasa. Algunas cosas a veces me hacen pensar que hay algo del otro lado del muro...
Puede que tengas razón pero si no los odiara dejaría de ser yo, aunque si lo pensamos ¿qué no odio?

jon dijo...

Curiosidades de la vida el encontrarse con quien necesitas en el momento preciso, la vida te va llevando por los rumbos más inesperados y en el momentooportuno siempre abrirá una ventana, donde no podrás ver que hay afuera pero siempre tendrás la opción de salir a travéz de ella o simplemente quedarse dntro de lo más cómodo generalmente yo tomo esta segunda opción pero a veces es bueno salir por la ventana que se abre.