jueves, 19 de noviembre de 2009

Tiempo pasado VIII: El quemado o "No creo en el karma"

Para romper con la monotonía, les traigo un bonito recuerdo.

La universidad a la que fuí cree que el servicio social en verdad tiene que ser social por lo que obliga a sus alumnos a cumplir sus horas en actividades que busquen el progreso de la comunidad y de paso desarrollen en sus alumnos los valores para ser agentes de cambio (sic).

Como buen estudiante mamón y apegándome a la teoría del mínimo esfuerzo busqué la opción que diera el mayor número de horas de servicio por la menor cantidad de trabajo. Elegí participar en un proyecto sabatino en una asociación que se dedica a enseñar a personas de bajos recursos con discapacidad a valerse por ellos mismos. ¿En sábado, enseñando alguna cosa basiquísima seguramente jugando? Sería pan comido.

No soy creyente del karma ya que a mi parecer no todos pagan por las culeradas que hacen a lo largo de sus vidas y, en caso de que existiera tal cosa, creo que yo he ido pagando por adelantado; muestra de ello fue el niño que me fue asignado. En la citada institución, que operaba en un parque del otro lado de la alberca olímpica sobre Rio Churubusco, atienden personas que van desde los 5 hasta los cuarenta y tantos años, cada uno con su problema particular. A mi me tocó cuidar a un joven de aproximadamente treinta años que padecía autismo. Hasta ahí cualquiera diría que en verdad fue pan comido pero con lo que no contaba era que en su juventud, este muchacho había sufrido un accidente y que le había provocado quemaduras tan severas que requirió de injertos de piel en toda la cara, brazos y pecho. El impacto visual era bastante fuerte y, aunque nadie lo decía era obvio que ninguno quería ser asignado como su monitor. Por alguna razón, desde que me llegó el turno de ser asignado supe que me tocaría él. Juro que escuche las risas internas de mis amigos cuando me lo presentaron, siendo el más "culero" del grupo me había tocado el "peor de todos".
Como trabajo no representaba mucho reto, el problema era cuando no quería trabajar. Se golpeaba la cabeza frecuentemente y sólo se calmaba dando una caminata. Lo cual aproveche en innumerables ocasiones para evitar las horribles dinámicas propuestas por la lider. Cada sábado me volví más descarado y no me esforzaba por preparar las actividades que realizaría con él, llegue al grado de irme al otro lado del parque lejos de las miradas cuidadoras todo para dormir la cruda mientras "el quemado caminaba en círculos.

He de confesar que en algún momento las largas caminatas por el parque me sirvieron de terapia, el quemado era un gran oyente y jamás interrumpia, ni cuando se sentía ofendido como esa vez cuando concluí con un "... sabes, a veces la vida puede ser muy culera."
En cuanto al objetivo de mi "terapia" me puse algo muy sencillo de hacer pero complicado de medir: recuperar la sensibilidad perdida en las manos a través de estímulos ambientales, o en palabras sencillas, iba a hacer que tocara la mayor cantidad de cosas para ver si reaccionaba a alguna de ellas y ¡casualmente el parque estaba lleno de cosas! Piedras, hojas, tierra, agua de fuente, varas... especialmente varas.

Durante el segundo periodo que pasé ahí ya era un completo sinvergüenza, no pasaban 15 minutos antes de que me llevara al quemado a dar su primer paseo y volver hasta la hora del almuerzo, donde (ahí si sin querer, lo juro) llegué a darle de comer un medio kilo de papas con rajas al confundir el tupper del guisado para el convivio con su lunch. Llegué a sentirme tan descarado que decidí trabajar durante las caminatas así que busqué la forma de unir caminar con la búsqueda de recuperar su sensibilidad y después de mucho pensar la encontré: lo picaría con una vara mientras caminabamos. Caso cerrado.

Y así pasaron seis meses hasta que obtuve mi carta siendo una basura social, contrario a todo lo propuesto por mi amada alma máter... y luego me pregunto por qué me va mal.

Las fotos son del dichoso parque, un premio para el que me diga el nombre sin utilizar google maps o la guía roji. Ah, por cierto, me las fusilé de aquí y aquí.

6 comentarios:

Relax dijo...

Jajajajaja. Es la historia más culera que he oído en esta semana. "Lo picaba con una vara..."
Te felicito.

Lamia dijo...

no =[
que mala onda
no me esperaba q hubieras echo algo asi
=S

DDC dijo...

Clap Clap Clap Clap.......................


P.D. era horrible verlo,y peor cuando se te acercaba

Anónimo dijo...

Eres un culero!!! Arderas en el infierno. A mi esa asociacion me cambio la vida y me transformo en una mejor persona

Analú dijo...

Esta vez me abstengo de opinar :(

Janus dijo...

Jajajaja lo siento, tengo mi parte culera... mucho muy culera. Pero juro que desde ese entonces no molesto nada que no se pueda defender.