El día de hoy escribo desde la comodidad de mi hogar en horas laborales ya que tuve que pedir un permiso a cuenta de vacaciones para poder llegar tarde debido a que hace unos momentos vino el plomero a arreglar una fuga que, por la cantidad de agua que goteaba hacía el sótano, tenía como un mes.
Como el plomero llegó 9:30 y A. se va a trabajar 6:45 para las 7 ya no podía dormir así que me salí a correr. Al regresar me preparé el desayuno, hice la cama, me di un baño y luego lavé los trastes, sólo me faltó barrer y trapear.
Con esto de los nuevos roles de genero donde la mujer sale a trabajar y gana más que el hombre, como es mi caso, estoy pensando seríamente en ser yo el amo de casa y que sea A. la que salga a ganarse el pan de cada día. Digo, si supuestamente en todos los exámenes laborales que le hicieron ahora que estuvo buscando trabajo los resultados eran que a ella le gusta mucho trabajar pues qué mejor forma de hacerla feliz que dejándola trabajar para mantenerme, ¿no? No es que yo vaya a estar de huevón, yo me haría cargo de la casa y el hijo, si es que algún día llega. De igual forma podría atender mis negocios y por fin terminar muchas de las tareas que tengo pendientes.
Tristemente es hora de que me vaya al trabajo, mi permiso está próximo a terminarse y no quiero que la jefa se vaya a poner pesada por una tontería... ya bastante tengo con los regaños merecidos que obtengo como para ganarme uno de a gratis. Mientras tanto seguiré pensando en como proponerle a A. este sistema de convivencia donde yo sería la señora de la casa y ella el sustento de la misma.
lunes, 4 de noviembre de 2013
sábado, 2 de noviembre de 2013
2 de noviembre
Hace justo un año como por esta hora mi vida estaba dando otro giro dramático: mi novia estaba sufriendo un aborto espontaneo. Este suceso vendría a devolverme al camino del que apenas 2 meses atrás me había salido, cuando la prueba de embarazo confirmó que de esas vacaciones en Playa del Carmen habíamos regresado 3 en lugar de sólo 2. Ese día volvía al status de joven adulto soltero y sin hijos cuando ya me había mentalizado a ser padre a los 26.
Dicen que todos tenemos una misión en este mundo y ese niño o niña al que le aporté la mitad de los genes y que por alguna razón decidió no ver la luz del sol cumplió la que creo era su misión: unirme con la que sería su madre. ¿Por qué lo creo? Porque así fue y prefiero pensar que esa fue la señal que la vida me dio para decirme que A. es la mujer con la que debo intentar tener todo aquello que no quería y que ahora no me suena tan descabellado tener.
No olvidaré el 2 de noviembre, no por aquellos que se me adelantaron sino por ese individuo de casi 3 meses de gestación que en tan poco tiempo me cambió la vida.
Dicen que todos tenemos una misión en este mundo y ese niño o niña al que le aporté la mitad de los genes y que por alguna razón decidió no ver la luz del sol cumplió la que creo era su misión: unirme con la que sería su madre. ¿Por qué lo creo? Porque así fue y prefiero pensar que esa fue la señal que la vida me dio para decirme que A. es la mujer con la que debo intentar tener todo aquello que no quería y que ahora no me suena tan descabellado tener.
No olvidaré el 2 de noviembre, no por aquellos que se me adelantaron sino por ese individuo de casi 3 meses de gestación que en tan poco tiempo me cambió la vida.
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