lunes, 13 de septiembre de 2010

Despedida contable

En el casi cuarto de siglo que tengo de vida nunca había tenido la oportunidad de conocer uno de esos lugares donde las mujeres bailan semidesnudas arriba de una pista con un tubo vertical al centro de ésta. ¿Qué mejor oportunidad para visitar uno de estos sitios que la despedida de uno de mis mejores amigos? Antes que nada quiero aclarar que no se trata de una despedida de soltero, mi amigo es idiota pero no taaaan idiota como otros amigos que tengo; él se va del país a estudiar y puede que ya no regrese por lo que era necesario despedirlo con un gran evento.

El evento me resultó bastante divertido por varias razones, empezando por el hecho de que nunca había ido a un table e ir con mi grupo de amigos cercanos hizo que la experiencia fuera más cómoda (digo esto porque tengo otros amigos que son clientes distinguidos de unos congales de mala muerte, con ellos hubiera estado esperando la madriza en cualquier momento) seguido de los acontecimientos que relataré a continuación.

Tratar con bailarinas exóticas no es tan fácil como pensé. Como éramos uno de los grupos más numerosos del lugar, éramos 7, a la media hora nos mandaron un equipo de mujeres para que platicaran con nosotros y nos sacaran copas y privados. La que me tocó a mi era bastante sangrona, no me cayó bien desde que llegó ya que de inmediato insistió con el privado (el cual no estaba en mis planes) fue la primera en levantarse e irse una vez que terminó su copa y que bueno porque no era de las mejores.

Después de algunas exhibiciones de talento como la de la señorita que se subió al tubo hasta casi tocar el techo, decidimos que era hora de que el festejado tuviera un rol más participativo. Negocié con la Coordinadora de baile a.k.a la madrota el baile de las dos señoritas más guapas (a mi gusto) para mi amigo. Le comenté el motivo de nuestra visita y me dijo que en tal caso podían hacerle el show en pista. Esto me pareció muy divertido así que acepté. Pasaron unas cuantas exhibiciones más para que vocearan a mi amigo por el sonido, llegaran las elegidas por el a la mesa y lo sentaran a media pista. Empezó el baile, le quitaron la playera, lo amarraron al tubo lo bañaron en chupe (una de ellas me quitó el mío para ese fin) y... ¡madres! que lo empiezan a encuerar por completo. Mi amigo terminó desnudo frente a todo el lugar mientras nosotros no parábamos de reir. Objetivo alcanzado: a partir de ahí la noche será inolvidable para él.

Continuamos bebiendo hasta que otro amigo se animó a pedir un baile con Shakira, ja. Todos vimos como Shakira le arrimó todo su potencial por todos lados y también todos vimos como este sujeto rompió una de las reglas de la vida: beso a la bailarina; fue un besito inocente pero aún así eso es una regla universal que no debe romperse por el bien propio y el de la pareja en turno. En fin, queda como una divertida anécdota.

La noche después de eso es algo borrosa para mi, algo normal cuando me embriago, pero varios de los demás asistentes sospechan de lo adulterado de las bebidas ya que no bebimos tanto para terminar así. La rescatable es que el único daño, hasta el momento, fue a nuestras carteras lo cual eventualmente sanará.

Para cerrar compartiré mis conclusiones con ustedes (sí, hasta estas cosas me ponen a pensar):

1. Un table es más divertido de lo que pensé.
2. Hay que llevar más dinero la próxima vez.
3. Hay que ir un poco más ebrio antes de entrar, si no sale muy caro y adulterado.
4. No se besa a las bailarinas (Regla de la vida #1)
5. Es mejor visitar estos lugares que quedarse a pensar pendejadas en la casa.