Intranquilidad

Van una semana, una miserable semana y ya no aguanto. Clases absurdas, tareas doblemente absurdas y un montón de desconocidos como compañeros de clase son unas cuantas de las razones por las que este semestre será largo además de que al ser el último las ansias me estarán metiendo más presión. Dentro de los nuevos retos que enfrentaré se encuentra el ir a visitar Topilejo como parte de ese requisito social que aún no cumplo y que gracias al sistema en el que me encuentro es indispensable para poderme graduar... lo que uno hace con tal de ahorrarse la tesis.

Al parecer no todo es tan malo, dentro del grupo de desconocidos hice dos conocidas: las pobres mujeres que tuvieron la desdicha de sentarse junto a mi en sus respectivas primeras clases y que soportaron mis quejas en voz baja sobre lo que los profesores decían. ¿A quién quiero engañar? Eso no tiene nada de bueno pero mi estupida naturaleza humana me obliga a tener un poco de esperanza.

Fuera del contexto escolar está el trabajo, el cual quiero dejar pero mis condiciones actuales me lo impiden. Necesito algo nuevo, año y medio de lo mismo me tiene aburrido, sigo sin saber cual es mi futuro económico inmediato ahí y para colmo hoy descubrí que mi jefe le envió un correo con su curriculum a L. lo que me indica que tienen contacto frecuente cuando me había dicho que no hablaban. ¿Debería dudar de ella? Una amiga, además de recomendarme que me consiga una amante, dice que si.

Sólo me queda mal dormir los 115 días restantes y esperar a que cuando llegue el día pueda decir que valió la pena... lo cual dudo pero esa estupida esperanza no termina de irse...