Desayuno dominical con la abuela, quien le da de comer en la boca a mi hermano en una muestra de amor abuelil un minuto después de que nuestra madre hiciera lo mismo.
Hermano: ¿Por qué todos quieren alimentarme?
Mamá: Porque te vemos flaco, ojeroso y sin ilusiones.
Janus: -Dirigiéndome en voz baja a mi hermano- Creo que te están confundiendo conmigo.
Hermano: ¡Sí! ¡Me están confundiendo con Janus!
Madre y abuela voltean a verme mientras yo finjo estar ocupado viendo mi plato.
¡Déjate alimentar! ya te dije que debes ser feliz o pretender serlo.
ResponderEliminarNada nada, masoquismo. Anda a mirarte al espejo muchacho.
ResponderEliminarPues que se deje apapachar!
ResponderEliminarViolet: Nah, tengo una reputación de amargado que cuidar.
ResponderEliminarManuel: Me miro al espejo y sólo veo las marcas en mis hombros: soy un enamorado unilateral feliz.
NTQVCA: El se deja pero le ofende que lo confundan conmigo, ja.