domingo, 11 de noviembre de 2012

Final de temporada.

Con la AMEU practicada a A. el día de ayer para retirar los restos de lo que sería nuestro hijo se da por terminada la temporada donde volví a soñar que sería padre. Hoy mucho que aprender, decidir y ejecutar como siguiente paso en nuestro proyecto de vida. Por hoy he decidido que no saldré de casa ni me bañaré para mañana iniciar un nuevo ciclo a la espera del siguiente reto a cumplir.

Como acto de cierre de temporada, mi tía ayer corrió a mi prima de su casa después de platicar con mi mamá y yo de 11 p.m. a 3:30 a.m. Al parecer entendió todo mal pero por lo menos ya se decidió a hacer algo al respecto.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Dice la vida que siempre no

"Los niños que mueren nada más nacen son los más listos, pues han tenido la intuición de lo terrible que es la vida y eligen la opción de desaparecer" (Sean Bateman en Las leyes de la atracción)

Fueron 30 días muy intensos. El 5 de Octubre una prueba de embarazo positiva me indicaba que sería padre, el 2 de noviembre un fuerte sangrado me decía lo contrario. En esos días pasé del desconsuelo por la posibilidad de traer al mundo a otro infeliz a la felicidad de lo que implica iniciar un proyecto tan grande como lo es una familia y terminar con la tristeza de ver que todo lo que imaginaste no serán más que chaquetas mentales.

Ya teníamos nombres para nuestro hijo o hija, Bruno y Renata eran los elegidos para cada caso. Estábamos en proceso de encontrar donde instalaríamos nuestro hogar. Ya la había presentado en casa y habíamos dado la noticia a todo aquel a quien creímos que sería importante notificar. Dos semanas me duró el gusto de haberla presentado en casa como la futura madre de mi hijo, en tres días todo lo que había imaginado dejó de tener sentido.

Tengo muchos sentimientos encontrados. Estoy triste por lo que implica ver las ilusiones de A. rotas, verla llorar cuando ya no puede hacerse la fuerte. Estoy enojado porque no importa cómo tome las cosas, la vida encontrará como hacerme pasar un mal rato. Asumí mi responsabilidad en el embarazo, decidí apoyar a A. en la decisión de tenerlo y darle a niño todo lo que necesitara, empezando por una familia, y de repente, sin previo aviso, la vida nos quita aquello por lo que estabamos trabajando. Me causa problema admitirlo, pero una parte de mi está tranquila porque al final mi vida no se verá afectada más allá del mes donde asumí mi rol de futuro papá.

Han sido demasiadas cosas en tan poco tiempo que ya no sé qué pensar. Seguramente la respuesta correcta es no pensar en nada, aceptar el cambio en los planes como he venido aceptando los cambios desde hace ya algunos años, aprender lo que sea que tengo que aprender y seguir con mi vida. Sí, seguro eso es lo que debo hacer.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Amenaza

Hace cuatro semanas lo que más deseaba en el mundo era que un ligero sangrado me diera la tranquilidad de que mi vida no se vería afectada por una decisión "no pensada". Hoy, ese mismo ligero sangrado me tiene asustado porque implica que eso que no quería que afectara mi vida puede desaparecer.

A. me mandó mensaje a las 5:30 a.m., nunca me escribe tan temprano. Desde hace muchos años detesto contestar el teléfono antes de las 9 de la mañana porque regularmente se trata de malas noticias. Nadie en su sano juicio marca antes de las 9 de la mañana a ningún lado a menos que sea algo urgente. Como era de esperarse, A. tenía malas noticias: al despertar encontró sangre en su ropa interior, de igual forma había sangre en su orina. Encontrar sangre cuando estás embarazada no puede ser de ninguna forma algo que puedas dejar pasar.

El doc le mandó medicamento y la citó a las 12 para revisarla. El ultrasonido no reveló la causa del sangrado, el bebé sigue ahí y no parece tener ningún problema; de cualquier forma el evento tiene cara de amenaza de aborto y será tratado como tal. El siguiente paso es sacarse dos estudios, uno hoy y uno el sábado, con los cuales se podrá determinar si el embarazo va avanzando o resulta inviable. Preparémonos para lo peor.

Si estaba asustado por no saber qué me depararía como futuro padre de familia ahora estoy el triple de asustado con tan solo pensar en que ese niño nunca vaya a llegar, esto de hacerse ilusiones y que la vida te las rompa es uno de los peores castigos que te pueden tocar. Estúpida vida que primero te da algo que no quieres y cuando lo asimilas y eres feliz con ello resulta que te lo quiere quitar de golpe.

No puedo evitar pensar lo peor como forma de protegerme para la noticia. Tras darme sus consejos sobre el tema, mi madre decidió revelarme que su primer embarazo, que obviamente no fui yo, resultó en un aborto un mes después de que presentó sangrado como el de A. No sé de qué manera pensó que saber esto me ayudaría pero las madres trabajan de maneras misteriosas. Por ahora sólo me queda esperar para ver si viene un nuevo cambio de planes o no.